Con estupor observamos que en la mesa
de negociaciones de los que manejan el ritmo y el rumbo (manejan?) de
la economía de la Sociedad argentina se discute de precios de
objetos y productos y no de calidad de vida. En una sociedad donde el
principal tema del día es la evolución del color de la moneda
favorita desde hace cuatro décadas poco importa cómo el 85% de los
ciudadanos resuelve sus problemas cotidianos: trabajar, estudiar,
comer (lo que se pueda) y descansar (cuando se pueda). En ese
contexto particular hay un grupo de personas que luego de grandes
esfuerzos lograron arribar a un título universitario y que a
posterior de ello continuaron perfeccionando y consolidando sus
conocimientos para poder alcanzar una meta superior: “Mejorar y
cuidar de la Salud Pública”. Cuando menciono la palabra pública
me refiero a su verdadero significado: “qué está a disposición
de todos los ciudadanos” y no que es gratuita o al alcance de los
que menos poseen en sus bolsillos. La diferenciación pública –
privada es un alteración natural de la especie humana, todos nacimos
libres de pago y cargo aunque se nos cobre el servicio y el
alojamiento del acto de nacer. Por suerte, el útero materno no cobra
(aunque algún mecenas o genio empresario ya se encargará de
encontrar la forma de que deje de ser libre de impuestos y costo).
Los profesionales de la Salud en
RELACION DE DEPENDENCIA , y de entre ellos me voy a referir de los
Bioquímicos (aunque el resto de las profesiones corra la misma o
parecida suerte) vemos con estupor la paulatina pero firme
PAUPERIZACION de nuestra profesión ante la indolente e
inescrupulosa mirada de quienes gracias a nuestros servicios llenan
sus bolsillos y sus ambiciones del producto de nuestros sacrificios.
Resulta que desde hace unos años (y
con la complicidad aberrante de quienes deben defender lo que sus
mismos estatutos dicen mandar – léase por ejemplo artículo 2 del
ESTATUTO DEL COLEGIO OFICIAL DE
FARMACÉUTICOS Y BIOQUÍMICOS DE CAPITAL FEDERAL, entre
otros artículos- ) fuimos abandonados al libre albedrío del mercado
(palabra que me genera el mas repugnante malestar e indignación cuando
se aplica al desarrollo de la Salud Humana y su aplicación y no a un
espacio pequeño o generoso donde se comercializan distintos
productos en su mayoría comestibles), es
decir al capricho y buena voluntad de los propietarios –
empresarios- patrones que una vez al mes (en el mejor de los casos)
se dignan a depositar en nuestras cajas de ahorro (cuando estamos
registrados) una suma que salió de la cabeza de algún genio
alquimista
y que a veces guarda alguna relación con algún producto o analito
componente de nuestro cuerpo.
La
profesión Bioquímica no es un múltiplo de algo, es una múltitud
de acciones y conocimientos no mensurables por su producción física
(no somos 1000
glucosas y menos 200 salchichas) sino por su accionar y aplicación
de conocimientos en beneficio de la Comunidad de la que formamos
parte.
Se
nos pretende reemplazar por tecnología y personal sin los
conocimientos necesarios como si la Salud dependiera de un número
fijo y constante.
El
Ser Humano es muy complejo y no es una constante, su fisiología es
similar en todos los organismos de la misma especie en un 99,9%, pero
en ese 0,1% puede estar la diferencia entre la vida y la muerte. Sin
ir mas lejos cuando se trata de establecer
un valor de referencia se trabaja generalmente con un 95% de
confianza, lo cual no significa que en el 5% restante no se encuentre
población sana. Cada uno es un universo (por suerte) y eso nos
diferencia de las máquinas.
Por
suerte (perdón
por la repetición) existen
las agrupaciones gremiales que intentan poner freno a la ambición de
los patrones (desgraciadamente siempre se ponen éstos en papel de
víctimas y benefactores) pero poco pueden hacer sin el apoyo de
todos sus pares.
Los
profesionales de la Salud en general y los Bioquímicos en RELACION
DE DEPENDENCIA en particular ESTAMOS CANSADOS de ser la variable de
ajuste en la relación costo – beneficio de los empresarios que
lucran con la Salud de la población.
NOS
OPONEMOS A QUE NUESTROS SALARIOS SEAN EL DESHECHO O LO QUE QUEDE DEL
BOTIN. NO SOMOS DESCARTABLES Y SI SOMOS LA BASE DE LO QUE LES PERMITE
GOZAR DE BENEFICIOS ECONOMICOS.
SIN
BIOQUIMICOS NO HAY LABORATORIOS, SIN FARMACEUTICOS NO HAY FARMACIAS,
SIN MEDICOS NO HAY CLINICAS NI SANATORIOS.
REFLEXIONEN
SEÑORES EMPRESARIOS Y REFLEXIONEMOS TODOS LOS PROFESIONALES DE LA
SALUD Y TOMEMOS REAL CONCIENCIA DE NUESTRO LUGAR Y NUESTRO VALOR
DENTRO DE NUESTRA SOCIEDAD.
No
nos creemos trabajadores ni mas ni menos importantes que el resto.
Pero queremos compartir los derechos y obligaciones de los demás.
POR
UN CONVENIO COLECTIVO DE TRABAJO DIGNO Y QUE SEA RESPETADO Y
RECONOCIDO POR LOS EMPRESARIOS Y LAS CAMARAS QUE LOS AGRUPAN.
Sergio
Kohan
BIOQUIMICO
“SINDICATO
ARGENTINO DE FARMACÉUTICOS Y BIOQUÍMICOS DE LA REPUBLICA ARGENTINA
- SAFYB”
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